Estilo educativo

El estilo educativo del Instituto Juan XXIII es el de Don Bosco y su Sistema Preventivo. Intentamos hacerlo vida para los jóvenes que son los destinatarios de nuestra misión.

 

El criterio preventivo

El sistema preventivo es la síntesis de la vivencia espiritual y educativa. Es el arte de estar siempre con los jóvenes, amarlos y conocerlos personalmente; arte del corazón de quien sabe hacerse amar.

 

En el Sistema Preventivo, las relaciones entre todos los miembros de la Comunidad educativo-pastoral se cultivan de manera particular. Se trata de establecer relaciones “de amistad fraterna, de empatía, de gustar lo que el otro gusta, de sufrir lo que el otro sufre, de tratar al otro con amabilidad, como si cada uno fuera exclusivo y único”.

Don Bosco nos pide una relación personalizada con los jóvenes: él personalmente se preocupaba por cada uno de sus muchachos. El Juan XXIII asume como misión animar y acompañar a los jóvenes en esta etapa fundamental de su vida. Optamos por el uso de la libertad responsable, para que ellos crezcan en conciencia crítica de la realidad en que viven y se eduquen en aquellos valores que los impulsen a construir su propio proyecto de vida.

 

El ambiente educativo

Una de nuestras características es la familiaridad en el trato, y la creciente corresponsabilidad entre alumnos, padres y educadores. Este ambiente sostiene el compromiso educativo evangelizador y desencadena actitudes típicas en nuestros alumnos como la alegría y la espontaneidad.

Don Bosco quería que en sus ambientes cada uno se sintiera como en su propia casa. La casa salesiana se convierte en familia cuando el afecto es correspondido y todos se sienten aceptados y responsables del bien común.

 

En un clima de mutua confianza y de perdón diario, se siente la necesidad y la alegría de compartirlo todo, y las relaciones se regulan no tanto recurriendo a la ley, sino por el movimiento del corazón y la fe.

 

El acompañamiento, la asistencia y la relación personalizada

Si bien el grupo humano del Instituto (alumnos, padres, educadores y salesianos) es muy numeroso, el esfuerzo por llegar –sobre todo– al alumno y su realidad, es permanente. Esto exige un ejercicio constante de asistencia, animación y acompañamiento por parte de todos los miembros de la CEP. Todos los que, de un modo u otro, asisten, animan y acompañan a nuestros alumnos, forman parte, con diversa intensidad del núcleo animador, cuyo centro carismático es la comunidad salesiana (SDB).

La asistencia es un término típicamente salesiano que expresa una actitud pedagógica de fondo, propia del Sistema preventivo: la empatía y la voluntad de estar siempre con los jóvenes. Decía Don Bosco: “Aquí con ustedes me encuentro bien; mi vida es precisamente estar con ustedes”.

 

Las Constituciones Salesianas afirman: “Estamos en medio de los jóvenes como hermanos, con una presencia activa y amistosa, que favorece todas sus iniciativas para crecer en el bien y los estimula a liberarse de toda esclavitud, a fin de que el mal no domine su fragilidad. Esta presencia nos abre al conocimiento vital del mundo juvenil y a la solidaridad con todos los aspectos auténticos de su dinamismo.”

En el Instituto, acompañar es una tarea de todos, y se hace con estilo comunitario, coordinados dinámicamente por la Comunidad Salesiana (SDB) y el Equipo de Dirección. Son instrumentos para el acompañamiento: los encuentros de y con la Comunidad Salesiana (SDB) y el Equipo de Dirección, las múltiples coordinaciones, las reuniones de acompañamiento y las diversas instancias de comunicación y diálogo que se dan entre los distintos integrantes de la Comunidad educativo-pastoral.


Para acompañar con eficiencia procuramos:

  • Intercambiar con prudencia y discreción la información que se pueda brindar sobre las personas y los grupos.
  • Buscar comunitariamente junto con las personas o los grupos que presenten dificultades, las posibles soluciones de las mismas.
  • Atender en particular la integración de los alumnos nuevos de 4º y 5º; y a los alumnos de 6º, para que, al egresar, se integren adecuadamente al mundo universitario o al mundo del trabajo.
 

El alcance social

El Señor indicó a Don Bosco como primeros y principales destinatarios de su misión, a los jóvenes, especialmente a los más pobres. Llamados a esa misma misión, nos percatamos de su extrema importancia: los jóvenes viven los años en que se hacen opciones fundamentales de vida que preparan su propio porvenir, el de la sociedad y el de la Iglesia. Con Don Bosco reafirmamos nuestra preferencia por la juventud pobre, abandonada y en peligro, la que tiene mayor necesidad de ser querida y evangelizada.

 

Desarrollamos nuestro trabajo con jóvenes provenientes de un medio socio-cultural universitario, teniendo en cuenta en forma permanente el alcance social de nuestras obras. El típico ambiente policlasista de las acciones salesianas del Uruguay, la formación en la solidaridad, y la dimensión del compromiso, como futuros agentes de cambio para la construcción de una sociedad y un mundo.